Le comenté a la ministra que debemos ‘despetrizar’ la reforma, porque no es del presidente sino de la sociedad civil y de los actores implicados en la salud que ayudaron a construirla.
Un punto a destacar de la reforma es el consenso que ha generado, incluso entre las voces opositoras a ella, de la necesidad de fortalecer la atención primaria en salud, una gran falencia del sistema actual.
Otra cosa es que la reforma restablece la relación médico – paciente, la cual se rompió con la Ley 100, en la que el médico tenía una dignidad y un respeto por su conocimiento sobre el manejo de la salud.
Otra propuesta: si bien la reforma busca generar equidad en los territorios, debe haber una priorización regional de los recursos. Esta no sólo debe responder a criterios territoriales pues en ciudades como Barranquilla o Cartagena también existe una Colombia profunda.